miércoles, 16 de marzo de 2011

Periodismo Ciudadano-Participativo 2011

Juanito
Por Camilo Zavala
Mediodía de un fresco  Lunes de Marzo. Salgo de mi universidad charlando con una amiga que no veo desde hace años. Nos dirigimos hacia la calle República por Grajales.
Llegando a José Miguel Carrera escucho, para mi gusto, uno de los mejores temas del rock argentino;  Los caminos de la vida de los Fabulosos Cadillacs; canción que es cantada por una persona de entre 35 a 40 años que veo que pide limosna.
Se acerca cantando a cada uno de los autos que esperan la luz verde, sin embargo, muchos ignoran a este gran cantante y no abren sus ventanas dejando al artista con la mano estirada.
La luz cambió a verde, los autos avanzan y nuestro personaje camina hacia la vereda. Se percata de que llamó nuestra atención y se acerca hacia nosotros. De cerca luce un aspecto horripilante: Tiene las manos negras debido al polvo y el smog; su nariz está cubierta por una costra gigante; y por último camina descalzo dejando al descubierto  unas enormes e infectadas yagas que rodean sus pies.
Su nombre es Juan. No me quiso decir el Apellido, “sólo me llamó Juan, Juan el cantante”, apunta. Juan es uno de los tantas personas indigentes que merodean el barrio universitario y el centro de Santiago pidiendo limosna para principalmente comer.
Juan lleva consigo una bolsa con dos marraquetas y una caja de vino. “Me falta la carnecita para almorzar nomás”, exclama riéndose mi nuevo amigo.
Caminando por José Miguel Carrera hacia Alameda, Juan empieza a cantar todo tipo de canciones. Incluso saca de su repertorio canciones de Elvis Presley y The Police.
“Desde chico que me gusta cantar. Concursé en el festival del Cantar Vecinal en la Quinta Vergara pero me echaron porque justo en ese momento andaba resfriado y entonces desafiné”, detalla acongojado Juanito.
Al cruzar la calle Sazié  entra a un almacén y vuelve con una bolsa con mortadela. “Tengo lista la carnecita pal pancito, ahora sólo me falta un poquito de agua”. Se sienta en una de las bancas que hay por la calle y saca su caja de vino.
Mientras que almuerza, Juanito me cuenta detalles de su vida: Vivió en el sur en un pueblito llamado Llico, ubicado en la séptima región del Maule. Este pueblo fue devastado por el tsunami del 27 de Febrero del 2010 que azotó a toda la séptima y octava región.
Juan era pescador y vivió ahí hasta los veintiocho años, cuando se casó, se vino a vivir a Santiago junto a su esposa. Nunca me especificó su edad actual, pero por su estado calculo que debe tener unos cuarenta años; aunque como él me recalcará después “la calle te pasa la cuenta”.
En Santiago montó una carnicería en el Mercado Lo Valledor junto a su señora. Aparte de su negocio, Juanito cantaba todos los fines de semanas en pequeños boliches de la comuna de estación central.
Fue en el año 2000 cuando su señora muere por un atropello. Juanito cae en una profunda depresión. Está depresión lo lleva a malgastar su dinero y su negocio quiebra. Juanito no ve otra opción más que irse a la calle. “Estaba en mi peor momento. A mi señora la amaba mucho y esto fue como un balazo en el corazón”, relata emocionado.
“Decidí volver a mi filosofía de pescador y aventurarme en el mar sin mirar atrás”. Es entonces cuando Juanito opta por salir de su casa para nunca más volver. Me cuenta, que estuvo dos años y medio con lo puesto y que a veces vuelve a su casa sólo para ducharse y cambiarse de ropa.
Sin embargo, Juanito desde el 2007 que no regresa a su casa y ha permanecido desde ese entonces con lo que tiene puesto más su reloj de oro y la foto de su amada. “Ya no vuelvo más, porque vez que entro a esa casa, me baja la pena y me dan ganas de matarme. Es por eso que en la calle me siento feliz”.
Es el único remedio que encuentra este hombre para sacarse la pena que lleva dentro. La sensación de acostarse en donde lo pille la noche o comer cuando se le dé la gana son usadas como medicina para olvidarse del pasado y seguir adelante. “Hay muchas veces que he pasado frío y hambre, pero siempre después de la tormenta, sale el sol”; puntualiza.
El reloj marca las dos de la tarde. Estamos en José Miguel Carrera con Alameda junto a Juanito. Al percatarse de la hora Juanito decide enfilar hacia un nuevo rumbo y juntar plata para el café de la noche.
Se despide y me pregunta si tengo alguna moneda. Busco y busco pero no logro encontrar. A cambio de una moneda le ofrezco una manzana. Juanito me la acepta con una sonrisa de oreja a oreja. “Tengo el postre”, exclamó.
Luego, se despide con un fuerte apretón de manos agradeciéndome por la conversación: “Gracias amigo, hace mucho tiempo que no me sinceraba con alguien (...)”.
Juanito es un indigente como muchos otros que merodean las calles de Santiago y de Chile. Él como tantos otros son ciudadanos y cada uno de ellos tiene una historia de vida previa a la calle.
Juanito ve en la calle una salida a todos sus problemas, salida que a veces tiene un destino fatal. Es la labor de los ciudadanos incluir en el mundo a estas personas, ya que así todos podremos entendernos y lograr un equilibrio que nos conducirá a un mundo lleno de paz y armonía y  así terminar por fin con los prejuicios que principalmente nos hace ignorar a personas como los indigentes.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

La contraparte del transporte en barrio Brasil

El barrio Brasil al ser un barrio destacado por su arquitectura, sus restaurantes, pubs y monumentos nacionales, siempre se ve rodeado de gente que quiere pasar un rato agradable en el sector. Es por esto que el transporte privado y público ha formado una parte importante para que el barrio se nutra de personas que transitan por él.

                                                                                                      


En el transporte público, tras la instalación del transantiago, el barrio no ha cambiado en su arquitectura, ni en sus calles. La av. brasil está casi tal cual como era en su tiempo cuando se llamaba La Cañada de García Reyes.
El transantiago ha sido positivo en el barrio por los distintos modos de accesos que tiene el sector. Con la estación del Metro en el barrio (Estación Cummings, de la línea 5), se ha convertido en un nuevo polo de atracción para potenciales residentes y visitantes, asimismo se puede optar por las estaciones de metro, Santa Ana, República y los Héroes, todas muy cercanas al barrio Brasil. También está la calle compañía, el eterno pasadizo de la locomoción colectiva con una constante frecuencia que va hacia el centro de la capital. Todos estos puntos a favor han aumentado su plusvalía, doblando el valor de costo que había hace 6 años.

Por otro lado, en el barrio hay una gran cantidad de repuestos para autos, es por esto que la Av. Brasil está siempre transitada por estos que buscan algunos repuestos. El gran problema de esta avenida es que los estacionamientos son muy reducidos y los cuidadores que son las personas contratadas por la municipalidad para cobrar por los estacionamientos llegan a ser irresponsables para dejar que se estacionen en cualquier parte solo para ganar dinero.  También se produce un segundo problema que es la de los cuidadores informales que se encuentran en el lugar.



Francisco Molina, cuidador de autos hace 37 años en el sector nos cuenta de sus compañeros y de los cuidadores que no son contratados por la municipalidad y que de todos modos cobran por cuidar y estacionar autos.

“Este sector de Av. Brasil siempre está lleno de autos y tengo que reconocer que algunos compañeros son un poco irresponsables con el lugar que les asignan para estacionar, aunque por suerte son los menos”. “El otro día los bomberos que están aquí en la plaza habían sido llamados para apagar un principio de incendios y cuando se detuvieron no pudieron sacar agua con agilidad porque un auto que estaba aparcado frente un grifo se los impedía”.

Con respecto a los cuidadores informales que existen en el sector se refiere un tanto molesto. “Estás personas cobran por cuidar donde no está licitado por la municipalidad y eso no nos beneficia por la mala imagen que nos dejan a los que si estamos contratados”. “Viene mucha gente a los pubs, restaurantes y edificios históricos que hay aquí, y si ellos no se van, pueden dejar una mala imagen al sector. Aparte que los conductores se llevan una mala pasada por los fiscalizadores que los multan por estar mal estacionados”.






Manuel Rodríguez: La Cultura y El Quiebre de lo Cotidiano


Agradecimientos: Foto La Nación
En el barrio Brasil hay muchas personas que destacan por su alegría, espontaneidad o distintas formas de ver la vida y que son ejemplos a seguir. Manuel Rodríguez es una de las personas que cumplen con todas las características antes dichas. Si Manuel Rodríguez, el mismo nombre del prócer de la patria, y con personalidades similares.
Mientras conversábamos en su carnicería, destacaban en la vitrina de su carnicería muchos peluches, fotos, cuadros y unos recortes de diarios.


Su carnicería es muy peculiar en el barrio. ¿Qué cosas la hacen distinta a todas?

“Mi carnicería es muy especial, desde hace unos años es que en mi local se baila tango todos los viernes. El tango es la música que más me gusta, desde chico yo escuchaba esta música con mi mama y me ponía a bailar a penas la escuchaba.
 Por otro lado, mi padre era carnicero y yo le empecé a ayudar desde que tenía 10 años apenas llegaba del colegio, así fue como sin querer uní las dos cosas y me salió una mezcla bien linda”.

¿Qué le hizo llegar a este barrio?

Siempre me ha gustado el barrio. Yo vivía muy cerca de aquí y me acuerdo que lo que más me gustaba era que celebraran la fiesta de la primavera, pasaban carros alegóricos y  la gente era muy sana y alegre, por eso decidí venir al barrio Brasil.

¿Cómo llego a consolidarse tantos años en el barrio y en el mismo local?
Bueno yo partí arrendando este local, era de un caballero que había muerto hace poco tiempo y su viuda me lo arrendó. De a poco fui ganando clientes por mi carisma y porque siempre he tenido la mejor carne. Prefiero la carne nacional y eso es lo que me resalta de las otras carnicerías. Yo trato a los clientes como amigos. Por lo menos yo los siento como tales. Esas cosas, que para mí son tan simples, me destacan y me tienen aquí en la misma esquina por más de medio siglo. (Huérfanos con Cummings).

Usted me había contado que quería cerrar y vender la carnicería. ¿Por qué no lo ha hecho y que cosas lo motivan para seguir?

Si, eso es verdad. Yo quería cerrarla porque me quería tomar un tiempo para viajar y descansar, pero la gente se negaba a que yo cerrara. Un día me encontré con volantes que me pedían que no vendiera y así fue como me convencieron. Ahora aquí estoy, feliz atendiendo mi carnicería porque para mí es una entretención, no un trabajo. Escucho música, bailo y la paso muy bien.

La gente en el sector lo quiere mucho…..

Si. Como he estado desde hace mucho tiempo aquí, la gente ya me conoce y me saluda cada vez que me ve. Me han dado premios. Me dieron el premio del roto chileno. Es un premio que lo conservo con mucho aprecio, de hecho lo tengo en vitrina para que la gente lo vea. También en vitrina tengo un premio que es un poco más chiquitito pero que para mí es muy importante porque me reconocen. El premio es al Lugar más valioso del barrio. Me lo dieron por el aporte cultural que le entrego al barrio. Yo me lleno de orgullo con estos obsequios porque  siento que aporto al sector y eso me da mucha felicidad. Ojala yo pudiera vivir por siempre para que esto no se pierda, o que los jóvenes me tomen de ejemplo y sigan con el legado.




Hay muchos cuadros de usted con gente conocida. ¿Han venido a la carnicería?

Si. Al destacarme como una carnicería especial, han venido de distintos canales para hacer series o directores para hacer películas.  Una escena de Sexo con amor  fue grabada en esta carnicería. En esa escena vino María Izquierdo y Boris Quercia. Recientemente vinieron a grabar una serie de chilevisión. Se llama Infieles. En el capítulo que grabaron en el local, vino la actriz y vedette Cristina Tocco, es por esto que tengo una foto con ella. Al saber que yo bailaba tango todos los viernes en el local  quiso bailar conmigo y obviamente no la iba a rechazar o no?

El carisma de Don Manuel no se perdió en ningún momento incluso al culminar con nuestra conversación sonó el teléfono del local. Al colgar me contó que era un grupo de Valparaíso que quería bailar en su local para toda la gente del barrio Brasil y sus alrededores. Él sin pensarlo dos veces les dijo que sí.

“No me puedo negar a dos cosas: Al tango y al ver feliz a mis amigos, a mis clientes y en general a la gente de este barrio, y creo que estas dos, se fusionan muy bien en este sector”



 

domingo, 29 de agosto de 2010

Valorando más la Vida

Valorando más la vida

En el barrio Brasil se puede sentir la historia conservada en las edificaciones. El terremoto quizo despojar este sentimiento al sucumbir con varias casas y edificios pertenecientes al  sector y que le dan el toque histórico, el cual  todos los habitantes quieren seguir manteniendo.

Al caminar por plaza Brasil se ve la alegría, la sencillez y la fraternidad de las personas que viven aquí. Al no ser por las reconstrucciones que se efectúan, uno no podría pensar que en el barrio, el terremoto haya afectado en demasía a las personas que en este momento juegan ajedrez, leen un libro, pasean en familia o simplemente caminan por la plaza. Es así como nos encontramos con dos mujeres que tienen una vida profesional similar, pero que en el ámbito familiar son muy opuestas.

Leonor Jiménez (68) es una parvularia jubilada que pasea a su perra llamada Panchita. Ella es una mujer solitaria, sin hijos, que se ha dedicado toda la vida a su profesión. Leonor vive hace 27 años en el sector y cuenta que el terremoto en sí nunca lo sintió. “En mis 68 años he pasado varios remesones, pero este fue especial porque no lo sentí. Al despertar, prendí la televisión y vi lo que había ocurrido. De inmediato me acordé de todos los niños  a los cuales les había enseñado al ver a los niños afectados  por el terremoto”.
Esta angustia persistió con el transcurrir de los meses y se agravó a tal punto que tuvo que concurrir al neurólogo por estos reiterados sentimientos. “Cada vez que veía la televisión y  mostraban las catástrofes que había dejado el terremoto me venía la angustia y la pena”. El neurólogo  al ver que en el transcurrir de los meses persistían estos síntomas le aconsejó que se comprara un perro. “él sentía que estos síntomas eran por una cierta soledad  que detonó en el terremoto y me dijo que sería bueno tener una mascota para sentirme más acompañada”.

El consejo del neurólogo le fue de gran ayuda, ya que Leonor  empezó a sentirse mejor gracias a Panchita. Ahora Leonor pasea feliz con su perrita por plaza Brasil y cuenta que su mascota es un pilar fundamental para ella en lo emocional y saca una conclusión  la cual la aprendió después del terremoto.
“El terremoto me hizo valorar más lo que es la familia, yo ya no puedo retroceder el tiempo para tener una familia pero gracias a dios panchita se ha convertido en mi familia”.

Por otro lado en la misma plaza Brasil se encontraba Edith Marambio (64) y su nieta Emilia Moya (5) las que se encontraban jugando en el resbalin que se encontraba en el centro de la plaza. Edith era profesora de Básica, en este momento está jubilada y se dedica a cuidar a su nieta.

Ellos viven en un edificio ubicado en la calle huérfanos frente de la plaza Brasil.
Su departamento fue el más afectado de todo el edificio. Hubo daños estructurales y perdieron muchas cosas. Gracias a una colaboración de la municipalidad y de la propietaria del departamento los costos sufridos por el terremoto fueron cubiertos en su totalidad. Ellos no se quisieron ir del sector porque les gusta demasiado y encuentran que es un lugar para caminar en familia con tranquilidad. Edith se refiere a las cosas materiales que perdieron. “Me duelen las cosas que se perdieron porque eran recuerdos de mis alumnos. Lo materia en sí no me importa se puede recuperar”. Todos estos dichos eran muy sinceros, pero al momento de preguntarles si es que tenía algunos resguardos por una eventual replica, lo que comentó fue un poco contradictorio. “Ahora todas las noches antes de acostarme dejo una silla en cada televisor de la casa”.

Mientras comentaba las cosas que habían pasado en familia tras el terremoto, nos interrumpe su nieta diciéndole a Edith que la observara en tanto ella jugaba. Ese fue el momento en el cual Edith se abrió un poco más y empezó a comentar los detalles del terremoto en su familia.

“Mi nieta era súper independiente desde chica, después del terremoto ha cambiado mucho. Hasta el día de hoy mi nieta tiene miedo, no puede dormir con las luces apagadas porque recuerda el terremoto”. Edith intenta ser una parte fundamental en la vida de su nieta y trata de sacarla de ese trauma sufrido por el terremoto. “Yo sufro de Pánico, le tengo miedo a la oscuridad y a los encierros pero con mi nieta todo esto se me pasa para darle seguridad”.

Finalizando la conversación Edith saca una conclusión muy valorable después de todo lo ocurrido el día 27 de febrero. “La naturaleza nos ha enseñado a valorar todo mucho más. Ojalá haya un cambio positivo en todas las personas. Por mi parte, valoro más la vida y sobre todo a mi familia ya que la familia es un punto trascendental  para mí, es por esto que cuido tanto a mi nieta y la trato de sacar de este miedo que tiene”.


jueves, 19 de agosto de 2010

La Historia Se Mantiene

Camino al barrio Brasil, estaba pensando cuál sería la mejor ruta para describir y llegar a los distintos puntos de referencia de este barrio. Al final, después de analizar bien las diversas calles en el cual uno podía ingresar, decidí que debería entrar por Av. Brasil con Libertador Bernardo O’Higgins (Alameda), ya que esta avenida es una de las más transitadas de Santiago. Al ingresar por Av. Brasil me sorprendió que las primeras dos cuadras caminando hacia el norte, te puedes encontrar  una variada selección de tiendas de repuestos para automóviles que están ubicadas en casas que tienen más de 50 años de antigüedad. En este punto es en el cual hay que centrarse porque la gente está muy  preocupada de mantener y cuidar la historia y mística del barrio. Siguiendo por el camino, y después de pasar por todas las Tiendas de repuesto para automóviles, se encuentra una casa que tiene 58 años de antigüedad y que pertenece a Antonio Castillo S.A, que es una de las  tiendas de repuestos más antigua del sector, esta casa se encuentra en Av. Brasil 65 y resalta de las demás por el excelente mantenimiento que le han dado a la casa. 

 Desde la calle Moneda hasta llegar a Huérfanos se encuentran un variado numero de pubs y restaurant, entre estos  destacan de los demás, dos restaurant y un café de excelente calidad y de una arquitectura que la han mantenido y restaurado con el tiempo para no quitar la magia que le da la historia del barrio, estos son: el restaurant Baires,  el restaurant Cosmopolitan y el café Más. Estos tres ejemplos son específicamente la combinación entre modernidad e historia que ha prevalecido durante el tiempo.  

Ya instalados en Plaza Brasil, la arquitectura que rodea este sector no ha cambiado desde sus inicios a mediados del siglo XIX, aunque han intentado introducir varias modernizaciones en la urbanización.  Bajando por la Calle Compañía de Jesús se encuentran dos edificaciones que llaman la atención, estas son: La casona del club de investigaciones que fue fundada el año 1956 y que en este momento está siendo reparada por ciertos daños ocurridos tras el terremoto. Por otro lado está la Iglesia de  la Preciosa Sangre, en la cual me voy a detener con más exactitud por su antigüedad y preciosura.

Esta iglesia fue creada por el arquitecto Eusebio Chelli en el año 1875. Este proyecto fue Sucedido, tras la muerte de Chelli, por el arquitecto Ignacio Cremonesi  el cual se  ocupó de finalizar la obra el año 1901. La iglesia es de planta simétrica en cruz latina. Está construida en albañilería de ladrillo con mortero de cal. La nave posee un cielo abovedado de cañón corrido, el cual está ornamentado con dorados a fuego. Sus altares laterales son de mármol de Carrara, se destacan a primera vista seis retablos en cada arco de la iglesia con figuras de la Pasión que están hechas en pino oregón revestidas en escayolas, con pinturas policromadas y sus marcos dorados son de álamo americano. Cabe destacar que los restos de la fundadora de la Congregación Preciosa Sangre se encuentran sepultados en este templo.

Después de haber pasado por la iglesia, me encontré con un ícono del barrio Brasil, este es Don Manuel Rodríguez, él tiene una carnicería en Huérfanos con Cummings. Esta carnicería se encuentra ubicada en este lugar hace más de 55 años.  Don Manuel nos cuenta que en este barrio se celebraba la fiesta de la primavera, y que era una fiesta muy bonita con carros alegóricos y gente muy sana.

“Ahora la convivencia entre los vecinos se ha ido perdiendo, pero una de las pocas cosas que estamos de acuerdo la mayoría, es en que la tradición de este barrio la queremos cuidar tal como la conocimos”. La opinión de Don Manuel es algo más que solo palabras. La carnicería de él tiene una peculiaridad que no tienen las otras, y esta es que todos los viernes en la carnicería se juntan a bailar tango distintas parejas. Gracias a esta actividad se ha hecho conocido Don Manuel y su carnicería, tanto así que han grabado dos películas y una serie de chilevisión. Aparte de todo este reconocimiento a Don Manuel Rodríguez se le otorgó un homenaje al roto chileno por su peculiar carnicería y por su desplante en la vida.

Este gran personaje del barrio Brasil, entre otro, como Francisco Molina, cuidador de autos que trabaja hace 37 años en el barrio, sacan la misma conclusión. “El barrio es muy tranquilo. La plaza Brasil en el día te encuentras con  mucho joven que viene a disfrutar de la plaza y a hacer vida social entre sus amigos. También se encuentran niños jugando en los juegos creados para ellos pero con una arquitectura que se puede admirar por cualquiera”.